viernes, 1 de junio de 2007

La bella parca

Durante los dos años que compartimos te lo perdoné todo, mi hermosa parca, pero jamás te perdonaré por el asesinato de mi alma.
Aunque sea tu divino deber.
Yo tampoco tengo la culpa.


4 comentarios:

Ategina_de_Ophiussa dijo...

siempre he creído que, al contrario de lo que afirman los dueños de las verdades universales sobre el hecho de que la sangre es la vida; el alma es el verdadero motor de la misma.

:)

D dijo...

Gracias, Ana.

Pero eso es algo de lo que nadie puede estar seguro. De todas formas, aunque así fuera, lo que es evidente es que mi alma ha cambiado, y el cambio es el nacimiento a cambio de la destrucción.

Anónimo dijo...

Como decía uno que no me acuerdo (supongo que era un tal Einstein) la materia ni se crea ni se destruye, y nosotros no destruimos nuestros recuerdos para ser nuevas personas, los acumulamos y la experiencia cambia nuestra actitud ante la vida ... lo importante es realizar un buen aprendizaje e intentar no repetir errores o al menos aprender a afrontar las cosas malas de un modo menos visceral (cuando algo no tiene solución ... ¡para qué preocuparse!)...
También decía uno que era colega mio: "Parasiempre, no hay nada para siempre" ;)

D dijo...

Me pregunto qué aprendió ella.

Gràcies, cunyà!

"He dicho que no mires atrás, porque el cielo no es tuyo, y hay que empezar despacio a deshacer el mundo".