viernes, 30 de marzo de 2007

Deadstar Assembly - Killing Myself Again

Deadstar Assembly - Killing Myself Again (Unsaved)

Every page of my suicide script
They all have a cross to bear
Like a hammer to the teeth
Answer my misguided prayer

Watch it kill you, watch it kill me
My hypocrisy is so sincere
Each dose of delusion
Becomes a feeding frenzy

Carving this message into my skin
Haunting me
This isn't the way I want to live
It's killing me
It's killing me
Carving this message into my skin
With not one shit left to give
I don't know if I'm gonna be
It's killing me
It's killing me to live

Killing myself again
Killing myself again
Killing myself again
I'm killing myself to live
Killing myself again
Killing myself again
Killing myself again
I kill myself to live

Carving this message into my skin
Haunting me
This isn't the way I want to live
It's killing me
It's killing me
Carving this message into my skin
With not one shit left to give
I don't know if I'm gonna be
It's killing me
It's killing me to live

Killing myself again
Killing myself to live
Killing myself again
Killing myself to live
I'm killing
I'm killing
I'm killing
I'm killing myself to live

Carving this message into my skin
Haunting me
This isn't the way I want to live
It's killing me
It's killing me
Carving this message into my skin
With not one shit left to give
I don't know if I'm gonna be
It's killing me
It's killing me to live




jueves, 22 de marzo de 2007

El multiverso

Dicen que si dices una palabra muchas veces seguidas acaba por perder el significado. Como si tu cerebro dejara de relacionarlas con su concepto y comenzara a oír únicamente un puñado de sílabas. A mí me ocurre algo parecido con mi cara. Cuando me veo en un espejo me analizo de tal forma que parece que esté hablando mentalmente con mi reflejo. Le digo: "chico, dónde has ido a parar".

Mi antigua novia decía que yo lo analizaba todo. Quizá tenía razón. Quizá demasiado. ¿Pero existe un límite cuando se trata de descubrir la verdad? Todo lo que nos rodea esconde más de un significado. Es como las capas de una cebolla. La mayoría de la gente se queda en la más externa, que es, generalmente, la que se nos pretende inculcar concienzudamente o como parte de la aborrecible reacción en cadena de la costumbre y la tradición. También suele ser la capa más placentera y, en este maldito mundo en el que vivimos, a la mayoría de la gente sólo le interesa sentirse a gusto.

Tomemos como ejemplo la religión. La apabullante mayoría de la población española forma parte del cristianismo católico por ninguna razón en particular: simplemente son bautizados de niños por tradición, como si fuera algo normal y corriente. Más tarde les ponen un vestido de marinerito y hacen la primera comunión con la esperanza de que alguna tía segunda que no conocían de nada les regalará una videoconsola de última generación. Al crecer, a la mayoría no le importa pertenecer a ese colectivo que, al fin y al cabo, transmite buenos valores como el amor, la tolerancia y el perdón. Puede que se sientan orgullosos de ser cristianos, aunque no hayan pisado una iglesia desde la comunión. Puede que incluso se lleguen a creer toda esa historia de Dios y las aventuras de Cristo y sus amigos. Hasta aquí es hasta donde la mayoría de la gente suele llegar cuando piensa en ello.

Ahora bien, cuando a uno le hablan del amor, la tolerancia y el perdón de la Iglesia no puede más que echar la mirada atrás en la historia y recordar lo bien que predicaba estos buenos valores el filo de las espadas de los benditos cruzados en Tierra Santa. Seguramente, desde el retorcido punto de vista del Dios cristiano, la muerte era lo mejor que podían esperar aquellos pobres musulmanes. El mejor perdón. Echad un ojo a todo ese léxico valorativo. La Iglesia se lo trabaja mucho.

Lo mejor y más bonito de todo esto es que casi un milenio después hay gente que se siente orgullosa de pertenecer a una sociedad ideológica internacional que en el pasado acabó con la vida de miles y miles de personas que, en aquella época, representaban el avance de la ciencia en el mundo. La ciencia que hoy en día todo el mundo considera obvia e intrínseca a su vida y a la de los demás. Intrínseca al mundo. Vaya, fíjate qué es lo que hacía la gente por aquel entonces con las personas que analizaban el mundo. Es como para asustarse, ¿verdad? A mí me asusta. Pero resulta que prácticamente toda nuestra sociedad respalda el nombre de la entidad que llevó a cabo toda esa masacre cultural.

Antes he hablado del léxico valorativo. ¿Sabéis lo que es? Seguro que los aspirantes a realizar la prueba de selectividad lo saben. Son palabras que vomitan ambigüedad y que dependen en gran parte de la opinión del emisor y del contexto. Amor, tolerancia, perdón. ¿Qué es el amor para un sadomasoquista? ¿Qué es la tolerancia para un judío? ¿Qué es el perdón para un condenado a muerte? Nadie en sus cabales puede definir el amor y creer que es la respuesta única y definitiva para uno de los más tristes enigmas de la humanidad. Ni siquiera un médico. Ni siquiera un sacerdote.

La Iglesia no sólo mató a todos aquellos musulmanes. También ha hecho estragos a lo largo de su existencia con la Inquisición, que quemaba por igual libros y mujeres; pero no es el único calvario moral del ser humano. Tan ideológicamente mortal como la religión es el nacionalismo. Ha acabado con la vida de miles de millones de personas de la misma forma y por cuestiones aún más egoístas. Pero no son pocos los hogares en cuyas paredes cuelga la bandera del país, y no son pocos los jóvenes que corean el himno de la nación cuando lo oyen. Tal y como lo hacía la Alemania nazi. Y, sin embargo, ellos lo hacen de buen grado, convencidos de tener el deber de estar orgullosos de lo que sus antepasados le hicieron al mundo.

No obstante, estos ejemplos apelan a fenómenos sociales, a problemas del ser humano causados por el propio ser humano. Son pasto de la sociología, no de la filosofía. Seamos filósofos. Analicemos algo todavía más aterrador. ¿Os atrevéis? ¿Os atreveréis a cuestionar el principio mismo del universo? ¿Su estructura? ¿Nuestro lugar en ella? Alguien dijo una vez: "Sapere aude". Los chicos de la selectividad estarán contentos con el texto de hoy. Es griego, y significa: "Atrévete a pensar". Pero hacerlo no es escoger el camino de la felicidad. Es escoger el camino de la ambición. Y la ambición siempre termina en tragedia. Yo lo sé. Pero no soy de los que juegan el modo fácil de un videojuego nuevo.

El tiempo y el espacio. Los auténticos mandamientos de Dios. ¿Cómo analizar el tiempo y el espacio? La humanidad nunca ha sido capaz de ello. La ciencia ha establecido ciertas directrices mediante las cuales medirlos -dando a luz así a la Física- pero no ha podido analizarlos conceptualmente. El espacio es la falta de volumen y el tiempo es la sucesión de los ahoras. La mayoría de la gente tiene bastante con esta definición. Es rápida y eficaz, a la par que súmamente sencilla. Pero hay algo que no cuadra en ella. ¿A que no adivináis de qué se trata?

Se trata de la infinitud. Para la mente humana, esta palabra es como un hombre muy gordo tratando de tirarse por el tobogán de agua infantil. ¿Cómo se puede medir algo infinito en su totalidad? No se puede, precisamente por su condición de infinito. Y no es sólo que no tiene fin, sino que tampoco tiene principio. Cuando mides el espacio siempre estás escogiendo un segmento de todo el Espacio. Algunos podrían decir que el Espacio no es infinito. Entonces, ¿qué hay fuera de él? ¿Y fuera de lo que haya fuera de él? ¿Y fuera de eso otro? Nuestro cerebro siempre nos pide un fuera y un dentro. No podemos concebir un Espacio infinito, porque se contradice con todo lo que conocemos. Es por esto que fuera siempre queda el factor Dios. Para los cristianos, lo que hay "fuera" del universo -refiriéndome a "fuera de lo perteneciente a este universo"- es Dios, que lo creó. ¿Y dónde estaba Dios entonces? ¿Dentro? No pudo estar dentro cuando no existía. Tuvo que estar fuera. ¿Y quién había creado entonces a Dios y a ese fuera? ¿Otro Dios? ¿Y ese otro Diós dónde estaba? Y así, la cadena podría extenderse eternamente. Se mire por donde se mire, sólo podemos pensar en el Espacio como algo infinito, aunque choque con nuestra lógica, y ésto es algo que la ciencia sabe desde hace ya mucho tiempo.

Ahora empieza la diversión. En un universo infinito, existen infinitas probabilidades de que exista vida inteligente fuera del planeta Tierra. De hecho, existen infinitas probabilidades de que exista un número infinito de razas infinitamente más inteligentes que el ser humano. Más interesante aún: existen infinitas probabilidades de que exista un número infinito de planetas Tierra, exactamente iguales al nuestro. Existen infinitas probabilidades de que un número infinito de personas llamadas como yo estén ahora mismo escribiendo un artículo en una ciudad llamada igual a la mía y en un país igual al mío, dentro de un planeta Tierra exactamente igual a este... que a su vez esté dentro de una Vía Láctea como la nuestra, que a su vez esté dentro de un universo como el nuestro. Ah, ¿pero hablaba acerca de lo que hay fuera de este universo? No, no lo estaba haciendo.

Universos dentro de un mismo universo, como una infinidad de muñecas rusas que nunca llegan a ser suficientemente pequeñas como para que no quepa un universo más dentro, ni suficientemente grandes como para que no quepa uno más fuera. Porque la cadena no tiene fin, pero tampoco principio. Si, además, añadimos a la ecuación el factor tiempo, el asunto se vuelve todavía más divertido. El tiempo es lo único que, en conjugación con nuestra supuesta posición espacial, hace lejanas a las cosas distantes. Los espacios lejanos son los que precisan de más tiempo para ser alcanzados. No obstante, si tenemos en cuenta que se puede decir del tiempo lo mismo que he dicho sobre el espacio en cuanto a su infinitud y multiplicidad de realidades -ésto es más difícil de imaginar, pero evidente si establecemos el paralelismo con las características del espacio-, entonces tenemos que existen infinitas probabilidades de que esté escribiendo un artículo ahora mismo y aquí mismo. El resultado ha sido obvio y aburrido, ¿verdad? Lo interesante es que existen el mismo número infinito de probabilidades de que yo esté jugando a las cartas ahora mismo y aquí mismo. O saltando, o cantando, o estudiando, o jugando al ajedrez. O todo a la vez. Ahora y aquí mismo. O en casa del vecino. O en la universidad. O en mi ciudad natal. O en todas partes a la vez.

Cada vez que tú o tu destino tomáis una decisión, el camino se bifurca y las probabilidades se multiplican. Existe una realidad para cada una de las posibilidades de tu vida. Todo lo que no fuiste sí que lo fuiste y lo eres, y también lo serás. Hay una infinidad de probabilidades para ello. Hay una infinidad de probabilidades para todo.

En algún tiempo, en algún lugar, el mundo no está maldito. En algún tiempo, en algún lugar, todo tiene sentido. En algún tiempo, en algún lugar, mis sueños se han cumplido.

En algún tiempo, en algún lugar, ella todavía piensa en mí.

lunes, 12 de marzo de 2007

Post en cadena: ¿Cuáles son tus superhéroes favoritos?

Mi amigo Shinichi/SuperPJ [ http://otakuland2.blogspot.com ] me ha pasado el relevo de este post en cadena. La pregunta que plantea el mismo es: ¿Cuáles son tus superhéroes favoritos?

Bien. No me gusta el cómic de superhéroes, y tampoco estoy muy puesto en el tema, así que obviaré el prefijo "super" y catalogaré mis héroes favoritos.


1. Cloud Strife (Final Fantasy VII)

Es un antihéroe de lo más interesante. Representa la culpabilidad y el reto de enmendar el pasado, además de la profundidad de racionalización tanto del coraje como del dolor. Conforme avanza la historia, Cloud ganará tanto en valor como en locura.



2. Shinji Ikari (Neon Genesis Evangelion)

La duda, la inseguridad, la apatía, la pasividad... Shinji Ikari no es un héroe por lo que hace, sino por lo que siente.




3. Kenzô Tenma (Monster)

El dr. Tenma tendrá que recorrer toda Alemania en pos de encontrar a Johan, un joven al que salvó la vida de niño y que se ha convertido en el más terrible asesino jamás conocido. Es muy interesante el hecho de que esté plenamente decidido a acabar con la vida que un día salvó. Toda su historia gira en torno a esta decisión.



4. Kei Kurono (Gantz)

Querer es poder. Ésta es la única lección que Kei nos enseña. Y sin embargo es tan importante... ¿acaso no dicen que si morimos es porque aceptamos la muerte? Yo soy inmortal.



5. Shinichi Kudo / Conan Edogawa (Detective Conan)

Shinichi, un detective adolescente con grandes dotes deductivas, es involucrado por casualidad en los oscuros secretos de la organización de los Hombres de Negro, los cuales le emplean para probar un veneno recientemente desarrollado. Este veneno reduce el tamaño de su cuerpo y lo rejuvenece hasta aparentar la edad de seis años. Bajo la piel de un niño, y con un nombre falso, Conan Edogawa, se dedica a combatir el crimen con la única ayuda de su intelecto.




Bueno, supongo que podría seguir durante mucho tiempo, pero no sabría cuáles prefiero por encima de los otros. De hecho, los que acabo de escribir ya están injustamente jerarquizados, pero en fin...

PD: Lamento no escribir nada con chicha últimamente. Estoy muy atareado, lo siento.